lunes, 4 de noviembre de 2013

LA CONJURA DE LOS NECIOS

Hola a todos.
Tras una larga temporada sin dar señales de vida en este blog, me gustaría compartir con vosotros un fragmento de la conocida novela de John Kennedy Toole, La conjura de los necios. 

                    Cambiando el peso del cuerpo de una cadera a otra a su modo pesado y elefantiástico, Ignatius desplazó oleadas de carne que se ondularon bajo el tweed y la franela, olas que rompieron contra botones y costuras. Una vez redistribuido el peso de este modo, consideró el gran rato que llevaba esperando a su madre. Consideró en especial el desasosiego que estaba empezando a sentir. Parecía que todo su ser estuviera a punto de estallar, desde las hinchadas botas de ante y, como para verificarlo, Ignatius desvió sus ojos singulares hacia los pies. Los pies parecían hinchados, desde luego. Estaba decidido a ofrecer la visión de aquellas botas hinchadas a su madre como prueba de la desconsideración con que le trataba. Al alzar la vista, vio que el Sol empezaba a descender sobre el Mississippi al fondo de la Calle Canal. El reloj de Holmes marcaba casi las cinco. Ignatius estaba puliendo ya unas cuantas acusaciones cuidadosamente estructuradas, destinadas a inducir a su madre al arrepentimiento o, por lo menos, a la confusión. Tenía que mantenerla en su sitio.



2 comentarios:

  1. parece un libro interesante, te mando un beso

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  2. Hola Citu.
    ¡Qué agradable sorpresa!
    Te envío un fuerte abrazo.
    Y gracias por pasarte por aquí.

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