Hola a todos.
Después de estar unos cuantos días sin pasarme por ninguno de mis blogs, debo de ir retomando poco a poco mi actividad.
Ayer, tuve la ocasión de ver en La 1 la adaptación cinematográfica que hizo José Luis Garci de una hermosa y, a la vez, dura novela de Ramón Pérez de Ayala, Luz de domingo.
La novela cuenta la historia de Cástor, un joven idealista y con ideas avanzadas que llega al pueblo de Cenciella, en Asturias, en el año 1910 para trabajar como secretario. Allí, se enamora de Balbina, la nieta de un próspero indiano. El cacique del pueblo, un auténtico déspota con unos hijos parecidos a él, quiere adquirir a toda costa las tierras del abuelo de Balbina, a lo que éste se niega. El cacique y sus hijos se ensañarán de una manera brutal con Cástor y con Balbina. Cástor quiere olvidar, pero el abuelo de ella sólo busca venganza.
La película difiere en muchas cosas de la novela, como, por ejemplo, en que se les cambia los nombres a algunos personajes. Tiene ese aire de Garci, que nos muestra unas escenas que parecen sacadas de un cuadro precioso. El final en la película es feliz porque los buenos terminan bien y los malos reciben su merecido, mientras que en la novela el final es más bien trágico en todos los aspectos, ya que no se salva nadie.
Os dejo con un impresionante diálogo entre Cástor y el abuelo de Balbina donde hablan del ultraje del que la joven ha sido víctima a manos de los hijos del cacique.
– ¿Qué importa que olvide? La deshonra no pasa aunque uno la olvide mientras los demás la recuerden.
– Pero, ¿Es que ella está deshonrada? Los deshonrados son ellos.
– Todos
– No, y mil veces no.
– Pero ella de seguro se siente deshonrada, como yo me siento. Y si tú no sientes lo mismo es que no tienes sangre en las venas.
Uy me gusto mucho. Te mando un abrazo y te me cuidas.
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