domingo, 29 de junio de 2014

LA CHICA DE LOS OJOS GRISES

Hola a todos.
Aquí os traigo la segunda parte de mi relato La chica de los ojos grises. 
Espero que os esté gustando.

                                  Ya se había puesto fecha a la boda. Stella sentía que su propia casa se había convertido en una cárcel. Llevaba su cabello de color negro recogido en un moño.
                                 Sus paseos por la orilla del río eran su válvula de escape.
                                 Pero no estaba sola en aquellos paseos.
                                 Edmund insistía en acompañarla. Y ella tenía que ceder.
                                 Por supuesto, no se encontraban nunca solos. La doncella hindú que tenía Stella hacía las veces de carabina.
                                  Edmund se sentía atraído por Stella desde que la vio por primera vez. Tenía la sensación de que había algo en ella que la hacía distinta. Lo que más le llamaba la atención eran sus ojos. Eran unos ojos de un color gris intenso. Al posar la vista en él, Stella parecía querer conocerlo todo acerca de su persona.
-Usted nunca baja la vista cuando la miro-observó Edmund durante uno de aquellos paseos.
-Entonces, piensa usted que soy una fresca-opinó Stella.
-Opino que es usted una persona directa. Y eso me gusta.
-Las personas directas suelen disgustar a los demás, señor.
                               Stella pensaba en todo eso mientras daba cuenta de una taza de té en el jardín en compañía de Samantha.
-¿Es verdad que ya está listo tu vestido de novia?-le preguntó su amiga.
-La modista ha terminado de confeccionarlo esta mañana-respondió Stella-Vendrá a probármelo esta tarde.
-¡Qué emocionante! Debes de estar muy contenta.
-Casi preferiría no tener que pensar en lo que me espera.
-¡Pero se trata de tu boda! Yo estaría hecha un manojo de nervios.
-Faltan semanas para que ese espantoso día llegue.
                          Y eso no era lo malo. Edmund se estaba tomando algunas libertades con ella. Le besaba en la mano a modo de cortesía. Pero también se atrevía a besarla en la mejilla.
-Debe de ser terrible-ironizó Samantha.
                           Stella hizo un mohín de disgusto. Su madre insistía en querer contarle lo que ocurría entre un hombre y una mujer. Y ella no quería saber nada de eso. Le asqueaba.
-Es lo normal-afirmó Samantha-Te vas a casar.



Lamento mucho no haber subido todo el trozo de golpe, pero voy a salir a dar un paseo.
Muchas gracias por leerme y por comentar. Y gracias de corazón por estar ahí.
Un fuerte abrazo a todos.

2 comentarios:

  1. Divierte con tu paseo y esta muy interesante el capítulo . Te mando un beso

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    1. Hola Citu.
      ¡Te agradezco tus buenos deseos!
      Un fuerte abrazo.

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