martes, 3 de noviembre de 2015

NUEVO AÑADIDO A "LA CHICA DE LOS OJOS GRISES"

Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir con vosotros un nuevo añadido que le he hecho a La chica de los ojos grises. 
En esta ocasión, la protagonista es la mejor amiga de Stella, Samantha.
Veamos qué le ocurre a pocos días de contraer matrimonio con mister Halliwell.

                                  Gabriel había sido enterrado en el cementerio inglés. Samantha acudió allí una tarde. Maude y Stella decidieron acompañarla.
                                  De buena gana, Samantha habría acudido sola. Maude pintaba nada allí, en su opinión.
                                  Y el embarazo de Stella empezaba a ser visible. Una criada había ensanchado la cintura del vestido que llevaba puesto aquella tarde.
                                    Samantha necesitaba estar a solas con sus pensamientos. Tenía que despedirse definitivamente de Gabriel. Le pidió a su hermana mayor y a su mejor amiga que se quedaran apartadas. Era necesario. Necesitaba hablar con Gabriel. Estaba convencida de que la escucharía.
-Hacedlo por mí-les pidió.
                                  Se alejó de ellas. Samantha contempló la tumba de Gabriel. Los recuerdos se agolparon en su mente.
                                  Aquel hombre lo había sido todo para ella. Una lápida recordaba el lugar donde había sido enterrado. Trató de recordar lo que sabía de él. Le habían dicho que era un espía que servía al general Wellington.
                               Se puso de rodillas ante aquella lápida de mármol. Recordó la primera vez que vio a Gabriel. Había pasado más de año y medio desde aquel día. Había salido a dar un paseo con Stella.
-Buenas tardes, señoritas-las saludó aquel apuesto desconocido-Hace una magnífica tarde para pasear.
                               Se está dirigiendo a mí, pensó Samantha con arrobo. Nunca antes había visto a aquel hombre.
                               De pronto, tuvo la sensación de que se encontraba ante la encarnación de sus sueños más románticos. Su cabello de color oscuro y sus ojos de mirada penetrante cautivaron su atención.
                              Poseía unos rasgos atractivos y viriles. Era alto y musculoso. Todo el rezumaba virilidad. Samantha se olvidó por completo de su sentido común. Gabriel empezó a cortejarla. Y Samantha llegó a la conclusión de que estaba enamorada de él. Quería pensar que Gabriel también la amaba. Pero nunca le habló de su familia. Le contaron que tenía una hermana en Inglaterra. Una hermana que no pensaba casarse. Vivía como una solterona.
                             Más tarde, le dijeron que su verdadero nombre no era Gabriel. Que se llamaba, en realidad, Edward.
                              No le importó. Ni siquiera le molestó aquel detalle.
                             Había encontrado al amor de su vida.
-Será mejor que nos vayamos-le pidió Maude, acercándose a ella.
-Está empezando a hacerse tarde-intervino Stella.
-Me doy cuenta de que nunca estuvo realmente enamorado de mí-admitió Samantha-Quería casarse conmigo por compromiso.
-Sospechábamos algo así. Lo sentimos mucho, Sammy. Tú sí lo amabas. Lo habrías dado todo por él.
-Ya no siento nada por Gabriel. O por Edward...O como se llame.
                          Samantha tenía la sensación de que los besos que le había dado Gabriel habían sido falsos.
                          La había besado de manera apasionada, pero no había amor en aquel gesto.



-Seré una buena esposa para mister Halliwell-añadió Samantha.
-¿Te has enamorado de él?-quiso saber Stella.
-He empezado a quererle. No es amor. Pero sí es un gran cariño lo que siento por él. Es fácil amarle. O eso pienso.
-Me alegro de oírte hablar así-asintió Maude.
                            Amos Halliwell era un buen hombre. Samantha lo estaba descubriendo.
                            Aquel hombre parecía amarla de verdad.
                            Salían a pasear por la isla todas las tardes. Les acompañaba la doncella que Samantha compartía con Maude. Estando con Amos, Samantha se sentía cómoda.
                           Podía conversar con él sobre cualquier tema. Amos la escuchaba.
                           Se veía reflejada en su mirada. Era un pensamiento un tanto cursi. Pero así era como se sentía. Amos le hablaba de Inglaterra. De viajar a Estados Unidos. De ir a Irlanda.
                            Y la besaba siempre con ternura.
                             Maude se sobresaltaba.
                            Ignoraba lo que sentiría al estar entre los brazos de Amos.
                            Pero él la besaba con mucha dulzura.
                            No era como Gabriel.
                            Amos le habló de su familia. Tenía once hermanos. Él era el quinto de los hermanos. Todos ellos estaban casados. Todos ellos habían formado sus propias familias. Sólo quedaba él soltero. Samantha debía de conocerles. Estaba convencido de que les caería bien. Era una joven realmente agradable. Iban a ser muy felices.
                             Lo presentía.

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