Hola a todos.
Me ha llamado mucho la atención la falta de monjas en las novelas románticas.
No se habla mucho de temas relacionados con la religión en las novelas románticas. Incluso, pocas son las autoras españolas que introducen a un religioso en sus historias.
En el siglo XIX, la sociedad española era muy religiosa. No debemos de olvidar que un personaje muy influyente de este tiempo fue sor Patrocinio. Esta monja formaba parte de la Corte de la Reina Isabel. De hecho, ejerció una influencia notable sobre ella. Ya en su tiempo, sor Patrocinio tenía fama de Santa antes de morir. Profetizó la muerte a una persona. Pero también era bastante controvertida por su afición al dinero.
No obstante, en este periodo de tiempo, para muchas familias era todo un orgullo tener a un hijo sacerdote o a una hija monja. Poco importaba el origen de dichas familias.
Ese ambiente religioso se describe a la perfección en la mejor novela de Leopoldo Alas Clarín, La Regenta. Varias familias tienen hijos religiosos. Y se sienten orgullosas de ellos. Por eso, siempre me ha llamado la atención la falta de religiosos en las novelas románticas, sean de la época que sean. No todas las autoras lo hacen. De hecho, ahí tenemos a Joan, superiora de un convento en Amor Mágico, de Amanda Quick.
Pero no todas las autoras lo hacen, por no decir la mayoría. Un religioso podría dar juego en la historia.
¿No os parece?
jueves, 18 de junio de 2015
lunes, 15 de junio de 2015
AÑADIDO AL EPÍLOGO DE "LA CHICA DE LOS OJOS GRISES"
Hola a todos.
Hoy, os traigo un nuevo añadido al epílogo de La chica de los ojos grises.
Quiero que el personaje de Samantha pueda ser un poco feliz y que esté en paz.
Veamos qué le ocurre.
La estación de los monzones estaba a punto de llegar. Samantha salió al jardín y contempló cómo el cielo se iba cubriendo poco a poco de grises de color oscuro. Se acercó a los nenúfares que su madre y Maude habían plantado el año anterior. Cogió la regadera de hojalata que estaba medio vacía y la vació en los nenúfares. Aquel día, Samantha sentía una extraña paz recorriendo todo su cuerpo.
Una gota de lluvia cayó en su nariz. No se dio cuenta de que su doncella había salido.
-Va a empezar a llover, señorita-le advirtió-Venga conmigo.
La obligó a meterse dentro de casa. Samantha no pensaba en nada.
El Sol ya no brillaba en su vida, pero la lluvia iba a aparecer para borrar todo el sufrimiento que anidaba en su corazón.
Stella recibía los besos que le brindaba Edmund en el lecho. Él acariciaba el cuerpo de Stella con las manos. Recorría cada centímetro de su piel con la lengua. La estrechaba entre sus brazos.
-No tengo nada que recordar con Gabriel-le comentó a su doncella.
-Ese hombre está muerto, señorita-le recordó la mujer.
-Lo sé.
-No vale la pena que siga recordándole cuando su prometido está a punto de llegar.
Tanto sus padres como Maude estaban en el salón. De pronto, pareció que los cielos se abrían.
Y comenzaba a llover.
-Ya está-pensó Samantha con serenidad.
Hoy, os traigo un nuevo añadido al epílogo de La chica de los ojos grises.
Quiero que el personaje de Samantha pueda ser un poco feliz y que esté en paz.
Veamos qué le ocurre.
La estación de los monzones estaba a punto de llegar. Samantha salió al jardín y contempló cómo el cielo se iba cubriendo poco a poco de grises de color oscuro. Se acercó a los nenúfares que su madre y Maude habían plantado el año anterior. Cogió la regadera de hojalata que estaba medio vacía y la vació en los nenúfares. Aquel día, Samantha sentía una extraña paz recorriendo todo su cuerpo.
Una gota de lluvia cayó en su nariz. No se dio cuenta de que su doncella había salido.
-Va a empezar a llover, señorita-le advirtió-Venga conmigo.
La obligó a meterse dentro de casa. Samantha no pensaba en nada.
El Sol ya no brillaba en su vida, pero la lluvia iba a aparecer para borrar todo el sufrimiento que anidaba en su corazón.
Stella recibía los besos que le brindaba Edmund en el lecho. Él acariciaba el cuerpo de Stella con las manos. Recorría cada centímetro de su piel con la lengua. La estrechaba entre sus brazos.
-No tengo nada que recordar con Gabriel-le comentó a su doncella.
-Ese hombre está muerto, señorita-le recordó la mujer.
-Lo sé.
-No vale la pena que siga recordándole cuando su prometido está a punto de llegar.
Tanto sus padres como Maude estaban en el salón. De pronto, pareció que los cielos se abrían.
Y comenzaba a llover.
-Ya está-pensó Samantha con serenidad.
jueves, 11 de junio de 2015
FRAGMENTO DE "ENTRE DOS MUJERES"
Hola a todos.
Os traigo un fragmento de una novela a la que le tengo bastante cariño.
Se titula Entre dos mujeres.
Empecé a escribirla hace algún tiempo. Sin embargo, la dejé a medias. El año pasado, la volví a retomar con ganas y pude terminarla.
La acción transcurre en el Dublín de finales del siglo XVII y me he divertido mucho investigando cómo era la ciudad en aquel entonces y las obras de teatro que se podían poner en escena.
Es la historia de un triángulo amoroso entre Adam, un apuesto y seductor actor que llega con su la compañía en la que está a Dublín a realizar una serie de funciones teatrales. Allí, conoce a dos jóvenes que son primas, Keira y Michelle. Keira es impetuosa y hermosa. Michelle, por el contrario, es dócil y tranquila. Las dos se enamoran de él nada más verle. Pero, ¿a quién escogerá Adam?
Os dejo con un fragmento de esta novela. Es cortita, pero es bastante intensa, a mi parecer.
Acudieron a la función que se representó el quinto día. El trayecto hasta el castillo se hizo en un carruaje de alquiler. Michelle estaba nerviosa, pues nunca antes había estado en el castillo.
Os traigo un fragmento de una novela a la que le tengo bastante cariño.
Se titula Entre dos mujeres.
Empecé a escribirla hace algún tiempo. Sin embargo, la dejé a medias. El año pasado, la volví a retomar con ganas y pude terminarla.
La acción transcurre en el Dublín de finales del siglo XVII y me he divertido mucho investigando cómo era la ciudad en aquel entonces y las obras de teatro que se podían poner en escena.
Es la historia de un triángulo amoroso entre Adam, un apuesto y seductor actor que llega con su la compañía en la que está a Dublín a realizar una serie de funciones teatrales. Allí, conoce a dos jóvenes que son primas, Keira y Michelle. Keira es impetuosa y hermosa. Michelle, por el contrario, es dócil y tranquila. Las dos se enamoran de él nada más verle. Pero, ¿a quién escogerá Adam?
Os dejo con un fragmento de esta novela. Es cortita, pero es bastante intensa, a mi parecer.
Acudieron a la función que se representó el quinto día. El trayecto hasta el castillo se hizo en un carruaje de alquiler. Michelle estaba nerviosa, pues nunca antes había estado en el castillo.
-Espero, señorita, que os comportéis bien-le indicó mistress
Smith a Keira-Tenéis que darle un buen ejemplo a vuestra prima. Vuestra prima
os adora. Hace todo lo que vos hacéis. ¡No digáis lo contrario! Me he dado
cuenta. Y eso no es bueno.
-¿Cuándo le he dado yo un mal ejemplo a Michelle?-se
escandalizó Keira.
-Keira, por favor-intervino la aludida-No discutas con
mistress Smith. No me estropees la noche.
-Vuestra prima desea casarse-observó mistress Smith-Desea
conocer a un buen hombre. Y fundar una familia. Pero, para que eso pase, vos
debéis de contraer matrimonio. Lo cual veo difícil. Yo he de velar por vos.
Pero también he de velar por vuestra prima. Ella es fácil de manejar. Pero vos
nunca hacéis caso a nada que yo os diga. ¡Sois imposible!
-¡Me casaré cuando yo quiera!-estalló Keira-¡Vos no sois
nada! Sólo sois una vulgar doncella.
-¡Keira!-se escandalizó Michelle.
La joven
decidió guardar silencio en cuanto el carruaje se detuvo delante del castillo
de Dublín.
miércoles, 10 de junio de 2015
SOBRAN LAS PALABRAS
Hola a todos.
No hace falta mucho más para hablar y sentir la poesía del siempre inolvidable Miguel Hernández.
El poema que aparece en el vídeo se llama Aceituneros.
No hace falta mucho más para hablar y sentir la poesía del siempre inolvidable Miguel Hernández.
El poema que aparece en el vídeo se llama Aceituneros.
lunes, 8 de junio de 2015
ACERCA DE "LA CHICA DE LOS OJOS GRISES"
Hola a todos.
Tengo algunas ideas en mente acerca de La chica de los ojos grises.
Sé bien que se trata de un fanfic. No se puede hacer gran cosa.
Lo cierto es que a mí me gustaría hacer algo con él.
No puedo publicarlo. Y tampoco puedo mandarlo a una editorial. Pero sí que se puede hacer algo con esta historia. Tengo muchas ilusiones puestas en ella.
Se irán viendo con el paso de los días. Más nada se puede hacer.
Ya está concluida.
Tengo algunas ideas en mente acerca de La chica de los ojos grises.
Sé bien que se trata de un fanfic. No se puede hacer gran cosa.
Lo cierto es que a mí me gustaría hacer algo con él.
No puedo publicarlo. Y tampoco puedo mandarlo a una editorial. Pero sí que se puede hacer algo con esta historia. Tengo muchas ilusiones puestas en ella.
Se irán viendo con el paso de los días. Más nada se puede hacer.
Ya está concluida.
domingo, 7 de junio de 2015
NUESTRA CHICA DE OJOS GRISES
Hola a todos.
No podía despedirme definitivamente de este fanfic sin hablaros de ella. Nuestra chica de ojos grises llamada Stella...
He escogido para ponerle cara a la actriz Julia Sawalha. Muchos la recordaréis por haber interpretado a Lydia Bennet en la miniserie Orgullo y prejuicio (cumple 20 años la miniserie este año ¡y Colin Firth se sale como Darcy!).
Considero que no podría existir mejor Stella que ella. Tiene el cabello de color oscuro, como ella. Y considero que sus ojos podrían ser de color gris. Como los ojos de Stella...
¿Vosotros qué pensáis? ¿Podría ser una buena Stella?
No podía despedirme definitivamente de este fanfic sin hablaros de ella. Nuestra chica de ojos grises llamada Stella...
He escogido para ponerle cara a la actriz Julia Sawalha. Muchos la recordaréis por haber interpretado a Lydia Bennet en la miniserie Orgullo y prejuicio (cumple 20 años la miniserie este año ¡y Colin Firth se sale como Darcy!).
Considero que no podría existir mejor Stella que ella. Tiene el cabello de color oscuro, como ella. Y considero que sus ojos podrían ser de color gris. Como los ojos de Stella...
¿Vosotros qué pensáis? ¿Podría ser una buena Stella?
sábado, 6 de junio de 2015
UN CUENTO SOBRE UNA JOVEN LLAMADA STELLA
Hola a todos.
El cuento que quiero compartir en este blog no tiene título.
Trata de una joven llamada Stella (lo reconozco. ¡Me encanta ese nombre! Y es una pena que el número de protagonistas femeninas llamadas así sea escasísimo). Y la acción transcurre a principios del siglo XIX.
¡Veamos qué le ocurre!
El cuento que quiero compartir en este blog no tiene título.
Trata de una joven llamada Stella (lo reconozco. ¡Me encanta ese nombre! Y es una pena que el número de protagonistas femeninas llamadas así sea escasísimo). Y la acción transcurre a principios del siglo XIX.
¡Veamos qué le ocurre!
ISLA DE NAG’S HEAD, EN EL RÍO TÁMESIS,
CONDADO DE ABINGDON, 1800
Soy lady
Stella Carlson.
Mi padre es
el vizconde de Wicker.
Hace pocos
meses, me convertí en la esposa de lord Edmund Fairchild, conde de Shield. A
veces, tengo la sensación de que no me correspondía a mí ser la esposa de
Edmund. Ese honor le pertenecía a mi amiga Celie March . Sin embargo, Celie
falleció el año pasado. Una neumonía fulminante acabó con su vida en el plazo
de una semana. Yo fui a verla el día antes de su muerte.
-El deseo de mi padre era verme convertida en la esposa de lord
Edmund-me contó con apenas un hilo de voz.
Me senté a
su lado en la cama mientras luchaba por no echarme a llorar. La idea de que mi
mejor amiga fuera a morir me destrozaba. Sin embargo, no estaba en absoluto
preparada para lo que me iba a pedir.
-Mi compromiso con sir Edmund iba a ser anunciado a lo largo
de esta semana-prosiguió Celie.
No quería
que siguiera hablando porque iba a cansarse.
Pero Celie
me ignoró. Necesitaba pedirme un favor.
-Quiero que te cases con lord Edmund-me pidió mirándome de
manera suplicante.
-Debe de haberte subido todavía más la fiebre porque estás
delirando-repliqué atónita-¡No sabes lo que dices! Además, sir Edmund se va a
casar contigo.
-He visto cómo te mira. Le gustas mucho, Stella.
-¡No te vas a morir!
Sin
embargo, ella insistió. Me arrancó la promesa de que me casaría con lord
Edmund.
-Es el hombre que puede hacerte realmente feliz-me aseguró.
Tuve que
ceder. Al día siguiente, Celie expiró.
La muerte
de mi mejor amiga me destrozó. Pasé muchos días llorando. No terminaba de
asumir que Celie se había ido para siempre.
Edmund
empezó a cortejarme al mes siguiente de la muerte de Celie.
Venía mucho
a mi casa. Me traía regalos.
Me habló de
la casa que tiene en la isla de Andersey. Me dijo que no le gustaba nada vivir
en Londres.
Yo deseaba
para mí algo similar a lo que había leído. Deseaba un matrimonio por amor.
Desde que llegamos a la adolescencia, Celie y yo habíamos compartido la misma
ilusión. Nos casaríamos por amor. Celie era la menor de tres hermanas. Yo, por
desgracia, soy hija única.
Confieso
que lord Edmund me atrajo cuando nos presentaron.
Pero él ya
estaba cortejando a Celie. No podía fijarme en él. Además, mi amiga se había
hecho a la idea de que se iban a casar.
Al principio, me parecía un noble un
tanto estirado. Venía a verme y me leía en voz alta poemas que él mismo había
escrito. Yo aceptaba los ramos de flores que él me regalaba. A veces, me
obligaba mi madre a interpretar una pieza con el arpa para distraerle. Poco a
poco, empecé a encontrar interesante su conversación.
Era un
hombre bastante culto. Me gustaba hablar con él cuando salíamos a pasear. Mi
dama de compañía hacía las veces de carabina. Yo tenía la sensación de que
Edmund prefería estar a solas conmigo.
Yo le
confesé a Edmund que quería quedarme aquí, en esta isla. Él lo vio bien.
A fecha de
hoy, todavía seguimos aquí. No sé cuándo nos iremos a vivir a Andersey.
Pero, de
momento, es mejor que sigamos aquí. He pasado toda mi vida en esta isla. No me
veo a mí misma viviendo lejos. No podría.
Cuando
salíamos a dar un paseo, hablábamos de libros. Empezó a prestarme libros. Y yo
me sorprendía a mí misma esperando el momento en el que le vería de nuevo para
contarle lo que me había parecido. Edmund me escuchaba con atención. Mi opinión
le importaba mucho.
Entonces,
sólo me besaba en la mano a modo de saludo.
La primera
vez que Edmund me besó fue durante un descuido de nuestra carabina, cuando me
llevó detrás de un árbol y me besó con tanta pasión que yo pensé que me iba a
desmayar.
Desde ese
momento, todos los besos que me dio Edmund hicieron arder mi cuerpo hasta el
punto de pensar que había fuego. Fuego en interior…Fuego en mi ropa…
Me besaba y
yo tenía la sensación de que parecía querer beber de mí. No se saciaba. No
parecía saciarse nunca de mí.
Todas las
noches, viene a mi habitación. No quiere que durmamos en habitaciones
separadas.
Los besos
que me da cuando se mete en mi cama son largos y apasionados. Yo intento
devolverle todos los besos que me da con el mismo ardor.
Él me ha
convertido en una desconocida. Yo no puedo ser así.
Cuando
llena mi cara de besos. Cuando mordisquea el lóbulo de mi oreja. Yo no puedo
pensar en otra cosa que no sea cuando me besa en los hombros. O cuando succiona
mis pezones. Las caricias que me brindan sus manos están destinadas a volverme
loca. O, además, cuando su boca toca mi cuerpo. Todo se nubla en mi cabeza. No
siento nada que no sea su cercanía.
O cuando me
besa en el cuello.
¿Es normal
que una dama desee a su marido?
Le siento
por todas partes.
Le siento a
mi lado.
Le siento
hundirse en mi interior. Fundirse conmigo. Arrastrarme con él en una especie de
danza extraña. Pasional…
Y yo me
muevo con él. Me fundo con él.
Han pasado
cinco meses desde que me casé con Edmund. Y puedo decir una cosa. Soy feliz en
mi matrimonio. Además, le he dado a Edmund una noticia. Es una noticia que sé
que espera desde el mismo día en que nos casamos.
Estoy
embarazada.
Dentro de
siete meses, tendré un hijo. A Edmund no le importa que sea niño o que sea
niña.
Yo sólo
espero que mi bebé esté sano. Lo demás no me preocupa.
FIN
viernes, 5 de junio de 2015
AÑADIDO AL EPÍLOGO DE "LA CHICA DE LOS OJOS GRISES"
Hola a todos.
Lo que traigo hoy es un añadido al epílogo La chica de los ojos grises.
Deseo de corazón que sea de vuestro agrado.
Si os fijáis bien, aquí enlaza un poco con Olivia y Jai.
Un hijo vino a colmar de dicha el matrimonio entre Edmund y Stella.
Habían pasado dos años desde que la pareja contrajo matrimonio. Para entonces, Samantha llevaba algún tiempo en Londres viviendo.
Samantha y su marido, mister Halliwell, optaron por irse a vivir allí. Para Stella, fue muy duro tener que separarse de su mejor amiga. Quería pensar que iba a estar bien.
Sin embargo, la felicidad la embargaba. Había tenido un precioso niño, fruto de su matrimonio con Edmund. Decidieron llamar al pequeño Joshua. Pero le llamaban Josh, para acortar. Edmund tenía grandes planes de futuro para su hijo. Incluso, había comentado la posibilidad de regresar a Londres. El niño debía de empezar a formarse para ocupar el lugar que le correspondía al frente de la Templewood & Ransome Company.
Stella seguía siendo una hermosa joven. Sus ojos de color gris brillaban con alegría al mirar a su hijo. Además, había recibido una carta de Samantha donde le informaba que había dado a luz a una niña fruto de su matrimonio con mister Halliwell, a la que habían llamado Bridget.
Edmund seguía deleitándose al oler el perfume embriagador de Stella.
Al tomarla entre sus brazos noche tras noche. Al besarla con ardor al meterse con ella en el lecho. Al corresponder ella a cada uno de los besos que él le daba. Seguía deleitándose al saborear su piel con los labios. Al besar su cuello. Al succionar sus pezones.
Al perderse entre los muslos blancos de Stella. Al sentir cómo las esbeltas piernas de la joven rodeaban sus caderas. Al invadir el interior de su cuerpo.
Es amor, pensaba Edmund con arrobo. Es el verdadero amor.
Quiero pasar el resto de mi vida con ella. Que veamos crecer juntos a nuestro pequeño Josh. Quiero ser digno de Stella. Sentir que la hago realmente feliz.
Lo que traigo hoy es un añadido al epílogo La chica de los ojos grises.
Deseo de corazón que sea de vuestro agrado.
Si os fijáis bien, aquí enlaza un poco con Olivia y Jai.
Un hijo vino a colmar de dicha el matrimonio entre Edmund y Stella.
Habían pasado dos años desde que la pareja contrajo matrimonio. Para entonces, Samantha llevaba algún tiempo en Londres viviendo.
Samantha y su marido, mister Halliwell, optaron por irse a vivir allí. Para Stella, fue muy duro tener que separarse de su mejor amiga. Quería pensar que iba a estar bien.
Sin embargo, la felicidad la embargaba. Había tenido un precioso niño, fruto de su matrimonio con Edmund. Decidieron llamar al pequeño Joshua. Pero le llamaban Josh, para acortar. Edmund tenía grandes planes de futuro para su hijo. Incluso, había comentado la posibilidad de regresar a Londres. El niño debía de empezar a formarse para ocupar el lugar que le correspondía al frente de la Templewood & Ransome Company.
Stella seguía siendo una hermosa joven. Sus ojos de color gris brillaban con alegría al mirar a su hijo. Además, había recibido una carta de Samantha donde le informaba que había dado a luz a una niña fruto de su matrimonio con mister Halliwell, a la que habían llamado Bridget.
Edmund seguía deleitándose al oler el perfume embriagador de Stella.
Al tomarla entre sus brazos noche tras noche. Al besarla con ardor al meterse con ella en el lecho. Al corresponder ella a cada uno de los besos que él le daba. Seguía deleitándose al saborear su piel con los labios. Al besar su cuello. Al succionar sus pezones.
Al perderse entre los muslos blancos de Stella. Al sentir cómo las esbeltas piernas de la joven rodeaban sus caderas. Al invadir el interior de su cuerpo.
Es amor, pensaba Edmund con arrobo. Es el verdadero amor.
Quiero pasar el resto de mi vida con ella. Que veamos crecer juntos a nuestro pequeño Josh. Quiero ser digno de Stella. Sentir que la hago realmente feliz.
jueves, 4 de junio de 2015
AÑADIDO A "LA CHICA DE LOS OJOS GRISES"
Hola a todos.
Aquí os traigo mi último añadido a mi fanfic La chica de los ojos grises.
Veamos qué va a pasar entre Stella y Edmund.
Un millón de gracias por haber leído esta historia y espero de verdad que os haya gustado.
Me ha gustado escribirla. Me ha encantado poder daros a conocer a Edmund y a Stella. El haberos permitido conocer otro lugar (una isla fluvial en La India). Y, sobre todo, ¡adoro la época de principios del siglo XX!
¡Un millón de gracias!
El ritual de jugar al ajedrez en casa de los vizcondes tenía ahora otro sentido. Stella lo sabía bien.
-Tienes que vigilar a la Reina porque estoy a punto de hacerte jaque-le indicó a Edmund-Me encanta este juego. ¿Sabías que tiene un origen hindú? Me enteré leyendo un libro.
-El caballo no va así-le recordó su prometido-Y yo también lo sé. Me gusta mucho leer. Quiero saber muchas cosas.
Normalmente, Stella y Edmund eran buenos jugadores de ajedrez. A veces, ganaba ella. Otras veces, ganaba él. Siempre estaban a la par.
Pero esa tarde lo estaban haciendo mal. Muy mal...
-Voy a hacerte jaque, Edmund-le indicó Stella con insistencia-Ten cuidado. Estoy en racha. Te he ganado dos partidas seguidas. ¡Y no me digas que te dejas ganar! Eso no me lo creo.
Se echó a reír. Edmund acabó descentrado. ¿Por qué Stella tenía una risa tan agradable?
-Y yo te digo que el alfil no se mueve así-replicó Edmund alterado.
-¡Voy a hacerte jaque mate y no lo podrás evitar!-se rió Stella.
Edmund trató de centrarse en la partida.
Al cabo de unos minutos más de partida, una voz alegre y femenina se oyó por toda la isla. Tenía un sonido triunfal. De euforia...
Lo había conseguido. Había ganado.
-¡Jaque mate!-trinó alegre Stella.
-¡Maldición!-exclamó Edmund-¡Me has ganado!
-¡Te lo dije!
Stella sonrió risueña.
Edmund se inclinó sobre la mesa y besó con tanto ardor a Stella que tiró todas las figuras del tablero.
-¡Cuidado!-se sobresaltó la chica.
Se apartaron rápidamente cuando la vizcondesa entró en el salón y miró con extrañeza a su hija y su futuro yerno, que se pusieron a recoger las figuras del suelo. A Stella le temblaban las manos. No se reconocía así misma en su comportamiento.
-Se nos han caído-se excusó la joven.
-Tened cuidado-les rogó la vizcondesa-Son figuras muy caras.
Aquí os traigo mi último añadido a mi fanfic La chica de los ojos grises.
Veamos qué va a pasar entre Stella y Edmund.
Un millón de gracias por haber leído esta historia y espero de verdad que os haya gustado.
Me ha gustado escribirla. Me ha encantado poder daros a conocer a Edmund y a Stella. El haberos permitido conocer otro lugar (una isla fluvial en La India). Y, sobre todo, ¡adoro la época de principios del siglo XX!
¡Un millón de gracias!
El ritual de jugar al ajedrez en casa de los vizcondes tenía ahora otro sentido. Stella lo sabía bien.
-Tienes que vigilar a la Reina porque estoy a punto de hacerte jaque-le indicó a Edmund-Me encanta este juego. ¿Sabías que tiene un origen hindú? Me enteré leyendo un libro.
-El caballo no va así-le recordó su prometido-Y yo también lo sé. Me gusta mucho leer. Quiero saber muchas cosas.
Normalmente, Stella y Edmund eran buenos jugadores de ajedrez. A veces, ganaba ella. Otras veces, ganaba él. Siempre estaban a la par.
Pero esa tarde lo estaban haciendo mal. Muy mal...
-Voy a hacerte jaque, Edmund-le indicó Stella con insistencia-Ten cuidado. Estoy en racha. Te he ganado dos partidas seguidas. ¡Y no me digas que te dejas ganar! Eso no me lo creo.
Se echó a reír. Edmund acabó descentrado. ¿Por qué Stella tenía una risa tan agradable?
-Y yo te digo que el alfil no se mueve así-replicó Edmund alterado.
-¡Voy a hacerte jaque mate y no lo podrás evitar!-se rió Stella.
Edmund trató de centrarse en la partida.
Al cabo de unos minutos más de partida, una voz alegre y femenina se oyó por toda la isla. Tenía un sonido triunfal. De euforia...
Lo había conseguido. Había ganado.
-¡Jaque mate!-trinó alegre Stella.
-¡Maldición!-exclamó Edmund-¡Me has ganado!
-¡Te lo dije!
Stella sonrió risueña.
Edmund se inclinó sobre la mesa y besó con tanto ardor a Stella que tiró todas las figuras del tablero.
-¡Cuidado!-se sobresaltó la chica.
Se apartaron rápidamente cuando la vizcondesa entró en el salón y miró con extrañeza a su hija y su futuro yerno, que se pusieron a recoger las figuras del suelo. A Stella le temblaban las manos. No se reconocía así misma en su comportamiento.
-Se nos han caído-se excusó la joven.
-Tened cuidado-les rogó la vizcondesa-Son figuras muy caras.
miércoles, 3 de junio de 2015
AÑADIDO A "LA CHICA DE LOS OJOS GRISES"
Hola a todos.
Me quedan dos añadidos que hacerle a mi fanfic La chica de los ojos grises.
Aquí os dejo con el penúltimo de ello, centrado en Stella y en Edmund.
Espero de corazón que os guste.
Edmund acompañó a los vizcondes en una Misa de aniversario. Hacía unos tres años que había muerto la abuela materna de Stella. Durante la Misa, Edmund se sentó al lado de Stella en el banco. La joven agradeció su cercanía. Había estado muy unida a su abuela. La echaba mucho de menos.
Su muerte, a raíz de un problema de páncreas, la había destrozado.
-Eres un buen hombre, Edmund-le dijo a su prometido cuando llegó la hora de darse la paz-Me alegro de haberte conocido.
Vio a su madre hablando con la madre de Samantha y de Maude. Lo mismo hacían los padres de las tres jóvenes. La gente se buscaba en la pequeña Iglesia para darse la paz. Los padres de Maude prácticamente la habían sacado a la fuerza de casa. Stella se sorprendió al ver lo deteriorada que estaba.
Stella tenía los ojos llenos de lágrimas.
Edmund acarició las mejillas de la joven con las manos, logrando que Stella no llorase. La besó de manera fraternal.
Como si fuesen hermanos.
-Me habría gustado haber conocido a tu abuela, Stella-le aseguró Edmund-Nos habríamos llevado bien.
-Habrías sido como un nieto para ella-auguró la aludida.
Maude se acercó tímidamente a Edmund.
Era la primera vez que le veía desde que él la rechazó. Sabía que él sólo tenía ojos para Stella. Lo notó en cuánto se acercó a ellos. Amaba sinceramente a aquella joven.
-Me alegro de que la quieras-le dijo a Edmund-Sólo espero que te haga feliz.
-Es imposible que alguien como Stella no me haga feliz-replicó el joven.
-Yo siempre te amaré.
Me quedan dos añadidos que hacerle a mi fanfic La chica de los ojos grises.
Aquí os dejo con el penúltimo de ello, centrado en Stella y en Edmund.
Espero de corazón que os guste.
Edmund acompañó a los vizcondes en una Misa de aniversario. Hacía unos tres años que había muerto la abuela materna de Stella. Durante la Misa, Edmund se sentó al lado de Stella en el banco. La joven agradeció su cercanía. Había estado muy unida a su abuela. La echaba mucho de menos.
Su muerte, a raíz de un problema de páncreas, la había destrozado.
-Eres un buen hombre, Edmund-le dijo a su prometido cuando llegó la hora de darse la paz-Me alegro de haberte conocido.
Vio a su madre hablando con la madre de Samantha y de Maude. Lo mismo hacían los padres de las tres jóvenes. La gente se buscaba en la pequeña Iglesia para darse la paz. Los padres de Maude prácticamente la habían sacado a la fuerza de casa. Stella se sorprendió al ver lo deteriorada que estaba.
Stella tenía los ojos llenos de lágrimas.
Edmund acarició las mejillas de la joven con las manos, logrando que Stella no llorase. La besó de manera fraternal.
Como si fuesen hermanos.
-Me habría gustado haber conocido a tu abuela, Stella-le aseguró Edmund-Nos habríamos llevado bien.
-Habrías sido como un nieto para ella-auguró la aludida.
Maude se acercó tímidamente a Edmund.
Era la primera vez que le veía desde que él la rechazó. Sabía que él sólo tenía ojos para Stella. Lo notó en cuánto se acercó a ellos. Amaba sinceramente a aquella joven.
-Me alegro de que la quieras-le dijo a Edmund-Sólo espero que te haga feliz.
-Es imposible que alguien como Stella no me haga feliz-replicó el joven.
-Yo siempre te amaré.
martes, 2 de junio de 2015
AÑADIDO A "LA CHICA DE LOS OJOS GRISES"
Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo añadido a mi fanfic La chica de los ojos grises.
En esta ocasión, representa un recuerdo de Samantha. Su relación con Gabriel, su difunto prometido, no era tan perfecta como Stella creía.
Estaban sentados en el sofá del saloncito de la casa de Samantha. Gabriel bebió un sorbo de su taza de té con limón.
Era la hora del té. Samantha recordaría más adelante lo mucho que le gustaba a su prometido el té con limón. Ella, en cambio, removía su taza de té con nerviosismo.
Había algo que no estaba bien aquella tarde.
-Está bueno-comentó Gabriel-Debería de haberle echado unas gotitas de leche.
-Hoy no me has besado-le recriminó Samantha.
Gabriel se puso rojo al tiempo que su prometida tomaba un sorbo de su taza de té, al que le había añadido unas gotitas de leche.
-Lo siento-se disculpó-No me he dado cuenta.
-Lo suponía-escupió Samantha.
-No volverá a pasar; te lo prometo.
Samantha veía a Gabriel ausente aquella tarde. En aquel momento, no adivinó lo que le pasaba.
-He de viajar al continente-le comunicó a bocajarro.
-¿Adónde?-estuvo a punto de gritar Samantha.
-Me marcho a Dispur.
Gabriel le habló de los negocios que le reclamaban en la capital del Estado de Assam.
Le prometió que regresaría para la boda. Pero Samantha le recordó que no habían fijado todavía fecha para su enlace. Gabriel le dijo que hablarían cuando regresara. Estaría fuera unos pocos meses.
-Te escribiré con frecuencia-le aseguró-Y espero recibir tus cartas. Te voy a extrañar mucho.
Aquí os traigo un nuevo añadido a mi fanfic La chica de los ojos grises.
En esta ocasión, representa un recuerdo de Samantha. Su relación con Gabriel, su difunto prometido, no era tan perfecta como Stella creía.
Estaban sentados en el sofá del saloncito de la casa de Samantha. Gabriel bebió un sorbo de su taza de té con limón.
Era la hora del té. Samantha recordaría más adelante lo mucho que le gustaba a su prometido el té con limón. Ella, en cambio, removía su taza de té con nerviosismo.
Había algo que no estaba bien aquella tarde.
-Está bueno-comentó Gabriel-Debería de haberle echado unas gotitas de leche.
-Hoy no me has besado-le recriminó Samantha.
Gabriel se puso rojo al tiempo que su prometida tomaba un sorbo de su taza de té, al que le había añadido unas gotitas de leche.
-Lo siento-se disculpó-No me he dado cuenta.
-Lo suponía-escupió Samantha.
-No volverá a pasar; te lo prometo.
Samantha veía a Gabriel ausente aquella tarde. En aquel momento, no adivinó lo que le pasaba.
-He de viajar al continente-le comunicó a bocajarro.
-¿Adónde?-estuvo a punto de gritar Samantha.
-Me marcho a Dispur.
Gabriel le habló de los negocios que le reclamaban en la capital del Estado de Assam.
Le prometió que regresaría para la boda. Pero Samantha le recordó que no habían fijado todavía fecha para su enlace. Gabriel le dijo que hablarían cuando regresara. Estaría fuera unos pocos meses.
-Te escribiré con frecuencia-le aseguró-Y espero recibir tus cartas. Te voy a extrañar mucho.
lunes, 1 de junio de 2015
AÑADIDO A "LA CHICA DE LOS OJOS GRISES"
Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo añadido a mi fanfic La chica de los ojos grises.
Esta vez, está centrado en Edmund y en Stella.
-Tiene un don su hija, milady-le susurró Edmund a lady Carlson-Sus dedos son mágicos.
-Es una magnífica arpista-le susuró lady Carlson a su vez.
-Sí...
Edmund estaba sentado en el salón de los vizcondes escuchando un pequeño concierto de arpa que Stella estaba dando.
-Podría estar dando conciertos-comentó Edmund-Es una verdadera virtuosa.
-¡Por Dios!-se escandalizó la vizcondesa.
-¿He dicho algo malo?
-Mi hija es una verdadera dama. No tiene que ganarse la vida rebajándose a ese extremo.
-Lo lamento si la he ofendido, milady.
Stella acabó su repertorio de piano tras tocas unas tres o cuatro canciones. Edmund no dejaba de mirarla fijamente. Y ella se había puesto nerviosa.
-¿Qué tal lo he hecho?-le preguntó a su madre.
-¡Lo has hecho maravillosamente bien, querida!-respondió ésta-Tu padre tendría que estar escuchándote.
-Pero está encerrado en su despacho con su secretario.
-Pasa demasiado tiempo entre papeles.
-Lo has hecho muy bien, Stella-dijo Edmund levantándose del sofá.
La aludida se tambaleó ligeramente. Trató de contenerse.
Edmund se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla.
-Gracias...-dijo Stella ruborizándose.
Aquí os traigo un nuevo añadido a mi fanfic La chica de los ojos grises.
Esta vez, está centrado en Edmund y en Stella.
-Tiene un don su hija, milady-le susurró Edmund a lady Carlson-Sus dedos son mágicos.
-Es una magnífica arpista-le susuró lady Carlson a su vez.
-Sí...
Edmund estaba sentado en el salón de los vizcondes escuchando un pequeño concierto de arpa que Stella estaba dando.
-Podría estar dando conciertos-comentó Edmund-Es una verdadera virtuosa.
-¡Por Dios!-se escandalizó la vizcondesa.
-¿He dicho algo malo?
-Mi hija es una verdadera dama. No tiene que ganarse la vida rebajándose a ese extremo.
-Lo lamento si la he ofendido, milady.
Stella acabó su repertorio de piano tras tocas unas tres o cuatro canciones. Edmund no dejaba de mirarla fijamente. Y ella se había puesto nerviosa.
-¿Qué tal lo he hecho?-le preguntó a su madre.
-¡Lo has hecho maravillosamente bien, querida!-respondió ésta-Tu padre tendría que estar escuchándote.
-Pero está encerrado en su despacho con su secretario.
-Pasa demasiado tiempo entre papeles.
-Lo has hecho muy bien, Stella-dijo Edmund levantándose del sofá.
La aludida se tambaleó ligeramente. Trató de contenerse.
Edmund se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla.
-Gracias...-dijo Stella ruborizándose.
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