Hola a todos.
Mucho antes de convertirse en Jason Gideon en Mentes criminales (si hay algo que no le perdonaré a esta serie fue la marcha de Gideon y que ascendieran al petardo de Hotch, que me cae como una patada en el estómago, en lugar de ascender a David Rossi, que lo hace mejor que él), el gran actor Mandy Patinkin nos deleitó en La Princesa Prometida con un personaje para el recuerdo.
Se trataba de Íñigo de Montoya. Es un espadachín español y, por suerte, no aparece disfrazado de torero, como suelen aparecer los españoles en las pelis estadounidenses.
Íñigo de Montoya es un personaje duro, pero, al mismo tiempo, sensible. Es intrépido y está lleno de bondad, aunque le cueste reconocerlo. Ayuda a Westley en su lucha por conseguir estar junto a su amada Buttercoup. Como todos los personajes de La Princesa Prometida, Íñigo destila humor por los cuatro costados. Porque esta película (no me he leído el libro en el que se basa), además de estar plagada de romanticismo y de aventuras, rebosa humor. Sonríes y hasta te ríes con algunas escenas.
Íñigo está obsesionado con vengar el asesinato de su padre y no parará hasta lograrlo.
EL MOMENTO:
Íñigo se encuentra cara a cara con el asesino de su padre. Le dice textualmente:
-Me llamo Íñigo de Montoya. Tú mataste a mi padre. Prepárate a morir.
Mandy Patinkin borda a la perfección a este personaje, lleno de luces y de sombras, pero fiel a sus ideales.
Por eso, Íñigo de Montoya es uno de los personajes más queridos, no sólo de esta peli, sino también de toda la historia del cine.
Mandy Patinkin caracterizado como Íñigo de Montoya.
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