Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo añadido a mi "fanfic" La chica de los ojos grises.
Está más centrado en las figuras de las hermanas Maude y Samantha.
Y sí...Mister Halliwell y Samantha vendrían a ser los padres de Sarah (madre de Olivia) y de lady Bridget.
Veamos qué ocurre.
Para Maude resultaba desagradable pasar por delante de la casa de los Templewood.
Desde que Edmund se casó con Stella, se oía por las noches, cuando hacían el amor, a Edmund chupar uno de los pechos de su joven esposa.
Era asqueroso, pensaba Maude. Y los celos se apoderaban de ella.
-No deberías de sentir celos-le recomendó Samantha.
La joven yacía acostada en su cama. Había caído enferma con varias décimas de fiebre por la mañana. Había recibido una carta de su prometido.
Me hallo en Chennai.
Pronto, estaré en Quibble.
No veo la hora de convertirla en mi esposa. ¿Le ocurre a usted lo mismo?
Estoy convencido de que seremos muy felices. Sólo le pido que me sea fiel. Le he hablado de mí en las cartas que le he escrito.
Soy consciente de que no nos conocemos. Es posible que esté asustada. Pero le aseguro que soy un buen hombre, miss Samantha.
Le seré fiel. No tendrá queja alguna de mí. Deme la oportunidad de hacerla feliz, miss Samantha. Se lo ruego. Permítame que la ayude a olvidar a su antiguo prometido.
Maude estaba de pie junto a la ventana. No quería mirar en dirección hacia la cama donde yacía acostada Samantha.
La mala suerte se había cebado con las dos hermanas. Samantha había caído enferma porque veía su boda con mister Halliwell como algo inevitable.
-Deberías de ocupar tú mi lugar-le rogó a Maude.
La joven se dio la vuelta para mirarla. El rostro de Samantha estaba enrojecido por la fiebre.
Quiso pensar que la joven se había vuelto loca. ¿Cómo se le ocurría despreciar a un buen partido?
Pero Samantha estaba hablando completamente en serio. No quería casarse con aquel hombre. No podía traicionar la memoria de Gabriel.
Maude se acercó a la cama. Debía de hacer entrar en razón a su terca hermana menor.
-Si no te casas con ese hombre, te convertirás en una solterona-le advirtió-¿Quieres terminar como yo?
-Ya he terminado como tú-contestó Samantha.
-Eso no te pasará si te casas con mister Halliwell.
-Sé bien que Gabriel no estaba enamorado de mí cuando le pidió mi mano a padre. Y sir Edmund...
-Lo sé.
-Está enamorado de Stella. Deberías de haberlo asumido ya.
-Lo sé. Sí...
Maude estaba a punto de echarse a llorar. ¿Asumir que Edmund no la amaba? No podía hacer eso.
Aquel matrimonio era feliz. Edmund y Stella se amaban de manera profunda y sincera.
De noche, compartían largas horas de besos apasionados en la cama.
El uno yacía en brazos del otro.
El uno mordisqueaba suavemente la carne del otro.
Maude luchaba con ahínco por intentar olvidar aquel amor que nunca sería correspondido por parte de Edmund.
-Tienes razón-asintió Samantha.
-¿Te casarás con mister Halliwell, hermana?-quiso saber Maude, esperanzada.
Se sentó en la cama, junto a su hermana menor. Samantha tenía los ojos llenos de lágrimas.
-Intentaré ser una buena esposa para él-contestó.
-Llevas mucho tiempo diciendo eso-le recordó Maude-Pero, luego, te acuerdas de Gabriel. Y no quieres casarte.
-Eso ya no importa ahora mismo.
-Celebro que hayas tomado esa decisión.
lunes, 31 de agosto de 2015
lunes, 24 de agosto de 2015
AÑADIDO A "LA CHICA DE LOS OJOS GRISES"
Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo añadido a mi "fanfic" La chica de los ojos grises.
Esta vez, está centrado en la figura del personaje de Edmund y lo que siente cuando está con Stella.
Vamos a tener un hijo, pensaba Edmund con regocijo.
Cada vez que se unía a Stella en el lecho, aquel pensamiento irrumpía su mente.
Stella estaba esperando un hijo suyo.
No sabía lo que sería. Podía ser un niño.
-Si es niño, se llamará Joshua-le decía Stella-Siempre me ha gustado ese nombre.
También podía ser una niña. Stella no había mencionado qué nombre quería ponerle a su retoño si era una niña.
No le importaba mucho el nombre. Tan sólo le importaba ver a Stella desnuda. Su vientre estaba empezando a crecer.
-Llevas a nuestro bebé dentro de ti-le decía Edmund con voz ronca.
Los dos yacían acostados sobre la cama, completamente desnudos.
Todo era distinto desde el día en el que el médico examinó a Stella después de sufrir la joven un desmayo en casa de sus padres.
-Enhorabuena...-le dijo a Edmund cuando salió de la que fue la antigua habitación de Stella y donde la joven yacía tras desmayarse.
-¿Qué le ocurre a mi mujer, doctor?-quiso saber Edmund, angustiado ante la idea que Stella estuviera enferma.
-Van a tener un hijo, sir Edmund.
Stella tiene los ojos brillantes, pensó el joven con arrobo. Sus ojos tenían un brillo especial desde que supo que una nueva vida estaba creciendo en sus entrañas.
Mía, suyo, nuestro, pensó Edmund. Stella era suya. Él era de Stella. Y su futuro hijo era de ambos.
-Sólo quiero que nuestro hijo sea feliz-le confiaba Stella a su marido.
-Nunca le faltará de nada-le prometía Edmund.
-Me asusta que podamos fallarle en algún momento de su vida.
-Estaremos siempre a su lado para guiarle en todo momento.
Stella se olvidaba de todo cuando la boca de su marido se apoderaba de su boca. Abría los labios para permitirle el mejor acceso a su lengua. Le rodeaba el cuello con los brazos apretando su cuerpo contra el cuerpo de él. Edmund saboreaba con deleite el sabor de los labios de Stella.
Recorría con la lengua el cuello esbelto de la joven. Llenaba de besos sus hombros.
La sentía retorcerse debajo de él.
¿Cómo no iba a amarla?
Desde que la vio por primera vez, se sintió prisionero de aquellos hermosos ojos de color gris. No podía alejarse de ella.
Succionó con delicadeza los pezones de Stella. Al chuparlos, se llenó de alegría al pensar que no tardarían muchos meses en estar llenos de leche.
Aquí os traigo un nuevo añadido a mi "fanfic" La chica de los ojos grises.
Esta vez, está centrado en la figura del personaje de Edmund y lo que siente cuando está con Stella.
Vamos a tener un hijo, pensaba Edmund con regocijo.
Cada vez que se unía a Stella en el lecho, aquel pensamiento irrumpía su mente.
Stella estaba esperando un hijo suyo.
No sabía lo que sería. Podía ser un niño.
-Si es niño, se llamará Joshua-le decía Stella-Siempre me ha gustado ese nombre.
También podía ser una niña. Stella no había mencionado qué nombre quería ponerle a su retoño si era una niña.
No le importaba mucho el nombre. Tan sólo le importaba ver a Stella desnuda. Su vientre estaba empezando a crecer.
-Llevas a nuestro bebé dentro de ti-le decía Edmund con voz ronca.
Los dos yacían acostados sobre la cama, completamente desnudos.
Todo era distinto desde el día en el que el médico examinó a Stella después de sufrir la joven un desmayo en casa de sus padres.
-Enhorabuena...-le dijo a Edmund cuando salió de la que fue la antigua habitación de Stella y donde la joven yacía tras desmayarse.
-¿Qué le ocurre a mi mujer, doctor?-quiso saber Edmund, angustiado ante la idea que Stella estuviera enferma.
-Van a tener un hijo, sir Edmund.
Stella tiene los ojos brillantes, pensó el joven con arrobo. Sus ojos tenían un brillo especial desde que supo que una nueva vida estaba creciendo en sus entrañas.
Mía, suyo, nuestro, pensó Edmund. Stella era suya. Él era de Stella. Y su futuro hijo era de ambos.
-Sólo quiero que nuestro hijo sea feliz-le confiaba Stella a su marido.
-Nunca le faltará de nada-le prometía Edmund.
-Me asusta que podamos fallarle en algún momento de su vida.
-Estaremos siempre a su lado para guiarle en todo momento.
Stella se olvidaba de todo cuando la boca de su marido se apoderaba de su boca. Abría los labios para permitirle el mejor acceso a su lengua. Le rodeaba el cuello con los brazos apretando su cuerpo contra el cuerpo de él. Edmund saboreaba con deleite el sabor de los labios de Stella.
Recorría con la lengua el cuello esbelto de la joven. Llenaba de besos sus hombros.
La sentía retorcerse debajo de él.
¿Cómo no iba a amarla?
Desde que la vio por primera vez, se sintió prisionero de aquellos hermosos ojos de color gris. No podía alejarse de ella.
Succionó con delicadeza los pezones de Stella. Al chuparlos, se llenó de alegría al pensar que no tardarían muchos meses en estar llenos de leche.
domingo, 23 de agosto de 2015
AÑADIDO A "LA CHICA DE LOS OJOS GRISES"
Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo añadido a mi "fanfic" La chica de los ojos grises.
Vamos a ver qué ocurre.
En la pequeña capilla de la isla se celebró una Misa de Aniversario. La idea la tuvo Samantha. Quería rendirle un homenaje a Gabriel. Era su manera de despedirse de él para siempre. Se vistió completamente de negro.
-Pareces su viuda-comentó Maude durante la Eucaristía en voz baja-No llegaste a casarte con él.
-Íbamos a casarnos-le recordó Samantha, con voz trémula.
No era el momento de discutir, pensó la joven. El barco en el que llegaba su futuro marido estaba a punto de atracar en puerto de Chennai.
-Stella y Edmund están aquí-le comentó a su hermana mayor.
Maude trató de ignorar las palabras de su hermana menor. Samantha deseaba hacerle daño. Maude se arrepintió de tener tales pensamientos.
Las dos hermanas estaban viviendo su propio calvario de amor. Samantha lloraba la muerte de su prometido. Un hombre que nunca la amó.
Y Maude...Seguía enamorada de Edmund.
Por el rabillo del ojo, miró en dirección al banco donde se sentaba con Stella. El embarazo todavía no se le notaba mucho. Maude apretó los puños. Stella iba a tener un hijo de Edmund. No quería sentir celos. Stella no tenía culpa alguna de que Edmund la amara. Las cosas habían ocurrido así.
A la hora de dar la paz, Edmund no tuvo ningún reparo en besar a Stella de lleno en los labios.
-¡No debería de hacer eso!-oyó Maude exclamar a su madre.
Edmund se acercó a ella.
Le dio un beso en la mejilla.
-La paz sea contigo-le dijo.
-Y contigo...-corroboró Maude.
Cuando Edmund regresó a su banco, Maude sentía una dolorosa presión dentro de su pecho.
-Hija, ¿qué te pasa?-le preguntó su madre-Maude...¿Qué tienes? ¿Por qué estás llorando?
-Yo...-respondió la joven entre balbuceos-Estoy bien.
Las lágrimas rodaban sin control por sus mejillas.
Aquí os traigo un nuevo añadido a mi "fanfic" La chica de los ojos grises.
Vamos a ver qué ocurre.
En la pequeña capilla de la isla se celebró una Misa de Aniversario. La idea la tuvo Samantha. Quería rendirle un homenaje a Gabriel. Era su manera de despedirse de él para siempre. Se vistió completamente de negro.
-Pareces su viuda-comentó Maude durante la Eucaristía en voz baja-No llegaste a casarte con él.
-Íbamos a casarnos-le recordó Samantha, con voz trémula.
No era el momento de discutir, pensó la joven. El barco en el que llegaba su futuro marido estaba a punto de atracar en puerto de Chennai.
-Stella y Edmund están aquí-le comentó a su hermana mayor.
Maude trató de ignorar las palabras de su hermana menor. Samantha deseaba hacerle daño. Maude se arrepintió de tener tales pensamientos.
Las dos hermanas estaban viviendo su propio calvario de amor. Samantha lloraba la muerte de su prometido. Un hombre que nunca la amó.
Y Maude...Seguía enamorada de Edmund.
Por el rabillo del ojo, miró en dirección al banco donde se sentaba con Stella. El embarazo todavía no se le notaba mucho. Maude apretó los puños. Stella iba a tener un hijo de Edmund. No quería sentir celos. Stella no tenía culpa alguna de que Edmund la amara. Las cosas habían ocurrido así.
A la hora de dar la paz, Edmund no tuvo ningún reparo en besar a Stella de lleno en los labios.
-¡No debería de hacer eso!-oyó Maude exclamar a su madre.
Edmund se acercó a ella.
Le dio un beso en la mejilla.
-La paz sea contigo-le dijo.
-Y contigo...-corroboró Maude.
Cuando Edmund regresó a su banco, Maude sentía una dolorosa presión dentro de su pecho.
-Hija, ¿qué te pasa?-le preguntó su madre-Maude...¿Qué tienes? ¿Por qué estás llorando?
-Yo...-respondió la joven entre balbuceos-Estoy bien.
Las lágrimas rodaban sin control por sus mejillas.
martes, 18 de agosto de 2015
LA INOCENCIA
Hola a todos.
Esta reflexión que hago va a ser más bien cortita.
Cuando somos niños, vemos el mundo de una manera muy distinta a como lo vemos siendo adultos. Para nosotros, el mundo se abre ante nosotros y empezamos a explorarlo.
No hay malicia alguna en nosotros. Esa malicia la vamos adquiriendo con el paso de los años.
Todo es alegría en nosotros. La tristeza no existe en nuestro corazón.
Todo es optimismo. Pensamos que sólo pueden ocurrirnos cosas buenas. Que todo el mundo es bueno. Sin embargo, algo nos ocurre.
Cuando dejamos de ser niños, miramos el mundo de manera más cínica y más cruel. Hemos cambiado.
Ser adultos y madurar significa, de algún modo, dejar de ser inocentes. Y no debería de ser así.
Esta reflexión que hago va a ser más bien cortita.
Cuando somos niños, vemos el mundo de una manera muy distinta a como lo vemos siendo adultos. Para nosotros, el mundo se abre ante nosotros y empezamos a explorarlo.
No hay malicia alguna en nosotros. Esa malicia la vamos adquiriendo con el paso de los años.
Todo es alegría en nosotros. La tristeza no existe en nuestro corazón.
Todo es optimismo. Pensamos que sólo pueden ocurrirnos cosas buenas. Que todo el mundo es bueno. Sin embargo, algo nos ocurre.
Cuando dejamos de ser niños, miramos el mundo de manera más cínica y más cruel. Hemos cambiado.
Ser adultos y madurar significa, de algún modo, dejar de ser inocentes. Y no debería de ser así.
lunes, 17 de agosto de 2015
AÑADIDO A "LA CHICA DE LOS OJOS GRISES"
Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo añadido a mi "fanfic" La chica de los ojos grises.
Veamos qué ocurre.
La época de los monzones había comenzado, como cada año. Maude y Samantha pasaban las horas muertas contemplando cómo el agua torrencial caía desde la ventana de la habitación de Maude. El jardín que rodeaba la casa estaba arruinado. Y el piso de abajo estaba inundado. El padre de las dos hermanas no había dudado en bajar a ayudar a los criados a achicar el agua.
-No me gusta nada esta época-afirmó Maude.
Su voz sonó pensativa. Samantha y ella estaban sentadas en el alfeizar de la ventana.
El prometido de Samantha, mister Halliwell, estaba a punto de llegar.
-Supongo que sabrás la noticia-comentó la joven.
-Algo he oído-dijo Maude, con aire distraído.
-Stella y sir Edmund no caben en sí de contento. Es su primer hijo. Aún no se le nota nada el embarazo a Stella. ¡Quieren que yo sea la madrina!
-Me parece bien.
Samantha se envaró. Era evidente que Maude seguía enamorada de Edmund. Sin embargo, había sido consciente de que aquella batalla la había perdido antes, siquiera, de empezar a luchar.
-No hiciste nada por él-le recordó a su hermana mayor-Te lo callaste.
Maude meneó la cabeza de manera frenética. Edmund sabía que ella estaba enamorada de él. Se lo confesó cuando todavía no se había casado con Stella. Sin embargo, Edmund prefirió seguir adelante con aquel compromiso. Estaba realmente enamorado de Stella. Lo único que podía hacer Maude era fingir que no le había contado nada. Tratar de seguir con su vida.
Pero era incapaz de hacerlo.
Seguía enamorada de Edmund.
Samantha contempló el rostro de su hermana. Maude no perdía su habitual aire serio y grave. Al mismo tiempo, era una mujer tranquila que rezumaba serenidad por los cuatro costados.
Sin embargo, los ojos de Maude se habían llenado de lágrimas. El recuerdo de Edmund le seguía doliendo.
Samantha le cogió la mano a su hermana mayor.
Le dijo que podía ocupar su lugar, si eso era lo que quería. Estaba convencida de que haría mucho mejor pareja con mister Halliwell que ella. En el caso de Samantha, no tenía un amor no correspondido. Pero sí tenía a un amado enterrado en el cementerio.
-Te agradezco el ofrecimiento-dijo Maude con pesar-Pero eres tú la que debe de casarse con mister Halliwell.
-Mi corazón siempre pertenecerá a Gabriel-le recordó Samantha con ardor.
Y mi corazón siempre pertenecerá a Edmund, pensó Maude con dolor. El hombre que amaba Samantha estaba muerto. En el fondo, su hermana menor siempre supo que Gabriel nunca la amó de verdad.
Maude estaba enamorada de Edmund. Sin embargo, él amaba a Stella.
Era a Stella a quién brindaba sus besos en el lecho.
El viento monzónico sopló con furia en el exterior. Arrancó de lleno varios árboles situados en los jardines de las casas vecinas.
-¡Jesús bendito!-exclamó Samantha, santiguándose.
-El caudal del río Adyar acabará creciendo y se desbordará, como pasa todos los años-auguró Maude, intentando disimular el pánico que estaba experimentando.
-¿No sientes deseos de chillar? ¿De llorar? ¿De pedir socorro?
-¿Acaso sirve de algo llorar?
-No sé de qué estás hablando. Si del monzón...O de sir Edmund...
-De ambos...
Samantha volvió a santiguándose, pero le temblaban las manos con violencia.
Aquí os traigo un nuevo añadido a mi "fanfic" La chica de los ojos grises.
Veamos qué ocurre.
La época de los monzones había comenzado, como cada año. Maude y Samantha pasaban las horas muertas contemplando cómo el agua torrencial caía desde la ventana de la habitación de Maude. El jardín que rodeaba la casa estaba arruinado. Y el piso de abajo estaba inundado. El padre de las dos hermanas no había dudado en bajar a ayudar a los criados a achicar el agua.
-No me gusta nada esta época-afirmó Maude.
Su voz sonó pensativa. Samantha y ella estaban sentadas en el alfeizar de la ventana.
El prometido de Samantha, mister Halliwell, estaba a punto de llegar.
-Supongo que sabrás la noticia-comentó la joven.
-Algo he oído-dijo Maude, con aire distraído.
-Stella y sir Edmund no caben en sí de contento. Es su primer hijo. Aún no se le nota nada el embarazo a Stella. ¡Quieren que yo sea la madrina!
-Me parece bien.
Samantha se envaró. Era evidente que Maude seguía enamorada de Edmund. Sin embargo, había sido consciente de que aquella batalla la había perdido antes, siquiera, de empezar a luchar.
-No hiciste nada por él-le recordó a su hermana mayor-Te lo callaste.
Maude meneó la cabeza de manera frenética. Edmund sabía que ella estaba enamorada de él. Se lo confesó cuando todavía no se había casado con Stella. Sin embargo, Edmund prefirió seguir adelante con aquel compromiso. Estaba realmente enamorado de Stella. Lo único que podía hacer Maude era fingir que no le había contado nada. Tratar de seguir con su vida.
Pero era incapaz de hacerlo.
Seguía enamorada de Edmund.
Samantha contempló el rostro de su hermana. Maude no perdía su habitual aire serio y grave. Al mismo tiempo, era una mujer tranquila que rezumaba serenidad por los cuatro costados.
Sin embargo, los ojos de Maude se habían llenado de lágrimas. El recuerdo de Edmund le seguía doliendo.
Samantha le cogió la mano a su hermana mayor.
Le dijo que podía ocupar su lugar, si eso era lo que quería. Estaba convencida de que haría mucho mejor pareja con mister Halliwell que ella. En el caso de Samantha, no tenía un amor no correspondido. Pero sí tenía a un amado enterrado en el cementerio.
-Te agradezco el ofrecimiento-dijo Maude con pesar-Pero eres tú la que debe de casarse con mister Halliwell.
-Mi corazón siempre pertenecerá a Gabriel-le recordó Samantha con ardor.
Y mi corazón siempre pertenecerá a Edmund, pensó Maude con dolor. El hombre que amaba Samantha estaba muerto. En el fondo, su hermana menor siempre supo que Gabriel nunca la amó de verdad.
Maude estaba enamorada de Edmund. Sin embargo, él amaba a Stella.
Era a Stella a quién brindaba sus besos en el lecho.
El viento monzónico sopló con furia en el exterior. Arrancó de lleno varios árboles situados en los jardines de las casas vecinas.
-¡Jesús bendito!-exclamó Samantha, santiguándose.
-El caudal del río Adyar acabará creciendo y se desbordará, como pasa todos los años-auguró Maude, intentando disimular el pánico que estaba experimentando.
-¿No sientes deseos de chillar? ¿De llorar? ¿De pedir socorro?
-¿Acaso sirve de algo llorar?
-No sé de qué estás hablando. Si del monzón...O de sir Edmund...
-De ambos...
Samantha volvió a santiguándose, pero le temblaban las manos con violencia.
viernes, 14 de agosto de 2015
GRAN VERDAD
Hola a todos.
Hoy, os traigo una frase de un gran autor. Se trata del genial Paulo Coelho.
Es una gran verdad sobre lo que nos enseña la vida todos los días.
"Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos".
De la derrota y de los éxitos se extraen las mejores enseñanzas.
Hoy, os traigo una frase de un gran autor. Se trata del genial Paulo Coelho.
Es una gran verdad sobre lo que nos enseña la vida todos los días.
"Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos".
De la derrota y de los éxitos se extraen las mejores enseñanzas.
miércoles, 12 de agosto de 2015
MI CANCIÓN FAVORITA
Hola a todos.
La reflexión que hago hoy en este blog es muy corta.
No tengo un gusto musical propio.
Me gusta toda la música que suene. Todas las canciones tienen algo que las hace únicas y diferentes. Todas han sido compuestas por algún motivo.
El que las interpreta lo hace desde el corazón. No podría decir que tengo una canción favorita.
Todas las canciones me han llegado de uno u otro modo. Todas las canciones que han sonado me han gustado. Me he enamorado de sus letras (si son en inglés, luego de traducirlas).
Me han hecho emocionarme. Me han hecho bailar. ¡Me han cautivado! Es imposible que tenga algún día una canción favorita.
Todas las canciones que he escuchado son mi canción favorita.
La reflexión que hago hoy en este blog es muy corta.
No tengo un gusto musical propio.
Me gusta toda la música que suene. Todas las canciones tienen algo que las hace únicas y diferentes. Todas han sido compuestas por algún motivo.
El que las interpreta lo hace desde el corazón. No podría decir que tengo una canción favorita.
Todas las canciones me han llegado de uno u otro modo. Todas las canciones que han sonado me han gustado. Me he enamorado de sus letras (si son en inglés, luego de traducirlas).
Me han hecho emocionarme. Me han hecho bailar. ¡Me han cautivado! Es imposible que tenga algún día una canción favorita.
Todas las canciones que he escuchado son mi canción favorita.
domingo, 9 de agosto de 2015
AÑADIDO A "LA CHICA DE LOS OJOS GRISES"
Hola a todos.
Es más que evidente que este blog se ha convertido, en realidad, en el blog que le he dedicado a mi "fanfic" La chica de los ojos grises.
Me está pasando con esta historia lo mismo que me pasó con mi "fanfic" Los besos que nos dimos en mi blog "Romántica Lilith". Todos los añadidos que le estoy haciendo son porque no me atrevía a subirlos por vergüenza o porque me parecía que estaba siendo demasiado largo.
De modo que los estoy subiendo ahora.
El fragmento de hoy es bastante cortito y tiene que ver con el naufragio en el que muere Gabriel, el prometido de Samantha.
El barco no paraba de moverse.
Gabriel era empujado de un lado a otro por la fuerza de las olas.
Había empezado la primera etapa de su viaje de regreso a Inglaterra. En unos meses, debía de volver allí para contraer matrimonio con Samantha. Se lo había prometido. No estaba muy enamorado de ella que digamos. Pero la quería mucho. Y, sobre todo, la respetaba muchísimo.
-¡Socorro!-gritó.
Siempre se había caracterizado por ser un hombre valiente. Estuvo combatiendo en Egipto dos años atrás contra el Ejército de Napoleón.
No le tuvo miedo al calor del desierto. Ni a los soldados de Napoleón que disparaban contra él. Pero era la primera vez que se enfrentaba a un naufragio.
Había embarcado en aquel barco pequeño. Se dirigía al mar desde el río. Era una buena forma, en opinión de Gabriel, de ahorrar tiempo. No tendría que ir a Chennai, la capital del Estado, y comprar los pasajes para embarcar en otro barco. Quería regresar a tiempo para la boda. No veía la hora de casarse con Samantha.
El río Adyar era un río muy tranquilo, bastante corto en su trayecto.
-Se ha declarado una fuerte tormenta-le contó el marinero que entró a toda prisa en el camarote que le había sido asignado a Gabriel-Tengo que atarle.
-¿Se ha vuelto loco?-se indignó Gabriel.
Se negó a que le ataran. En aquellos momentos, estaba arrepintiéndose. De haber sido atado, probablemente, no estaría de un lado a otro de la cubierta.
La violencia de la tormenta amenazaba con lanzarle de cabeza al agua. Gabriel se aferró a la baranda de la cubierta. Todo el mundo parecía haberse vuelto loco.
-Vuelva a su camarote, señor-le ordenó un marinero.
-Soy un soldado-replicó Gabriel.
Quería ayudar, pero ni siquiera era capaz de caminar por la cubierta. De pronto, las olas acabaron haciendo volcar el barco.
Gabriel ya no sintió nada más cuando su cabeza se golpeó contra el suelo. Había muerto desnucado. Después, la violencia del agua lo tiró. Acabó en el río.
Su último pensamiento fue para Samantha.
Su último pensamiento consistió en evocar el último beso que le había dado en el embarcadero. El último abrazo que su prometida le había dado al despedirse.
-Vuelve pronto-le pidió Samantha.
Ignoraba que nunca más volvería a ver a Gabriel.
La noticia del naufragio llegó hasta la casa de Samantha. A pesar de lo fuerte que estaba lloviendo, ni siquiera se puso la capa sobre los hombros ni cubrió su cabeza con el sombrero para salir a la calle. Salió corriendo.
-No podrás detenerla, padre-observó Maude cuando su progenitor quiso ir tras Samantha para detenerla-Está decidida a ver a Gabriel. Quiere comprobar con sus propios ojos que está bien. Yo...Me temo lo peor. Y mi hermana...Va a sufrir mucho.
Es más que evidente que este blog se ha convertido, en realidad, en el blog que le he dedicado a mi "fanfic" La chica de los ojos grises.
Me está pasando con esta historia lo mismo que me pasó con mi "fanfic" Los besos que nos dimos en mi blog "Romántica Lilith". Todos los añadidos que le estoy haciendo son porque no me atrevía a subirlos por vergüenza o porque me parecía que estaba siendo demasiado largo.
De modo que los estoy subiendo ahora.
El fragmento de hoy es bastante cortito y tiene que ver con el naufragio en el que muere Gabriel, el prometido de Samantha.
El barco no paraba de moverse.
Gabriel era empujado de un lado a otro por la fuerza de las olas.
Había empezado la primera etapa de su viaje de regreso a Inglaterra. En unos meses, debía de volver allí para contraer matrimonio con Samantha. Se lo había prometido. No estaba muy enamorado de ella que digamos. Pero la quería mucho. Y, sobre todo, la respetaba muchísimo.
-¡Socorro!-gritó.
Siempre se había caracterizado por ser un hombre valiente. Estuvo combatiendo en Egipto dos años atrás contra el Ejército de Napoleón.
No le tuvo miedo al calor del desierto. Ni a los soldados de Napoleón que disparaban contra él. Pero era la primera vez que se enfrentaba a un naufragio.
Había embarcado en aquel barco pequeño. Se dirigía al mar desde el río. Era una buena forma, en opinión de Gabriel, de ahorrar tiempo. No tendría que ir a Chennai, la capital del Estado, y comprar los pasajes para embarcar en otro barco. Quería regresar a tiempo para la boda. No veía la hora de casarse con Samantha.
El río Adyar era un río muy tranquilo, bastante corto en su trayecto.
-Se ha declarado una fuerte tormenta-le contó el marinero que entró a toda prisa en el camarote que le había sido asignado a Gabriel-Tengo que atarle.
-¿Se ha vuelto loco?-se indignó Gabriel.
Se negó a que le ataran. En aquellos momentos, estaba arrepintiéndose. De haber sido atado, probablemente, no estaría de un lado a otro de la cubierta.
La violencia de la tormenta amenazaba con lanzarle de cabeza al agua. Gabriel se aferró a la baranda de la cubierta. Todo el mundo parecía haberse vuelto loco.
-Vuelva a su camarote, señor-le ordenó un marinero.
-Soy un soldado-replicó Gabriel.
Quería ayudar, pero ni siquiera era capaz de caminar por la cubierta. De pronto, las olas acabaron haciendo volcar el barco.
Gabriel ya no sintió nada más cuando su cabeza se golpeó contra el suelo. Había muerto desnucado. Después, la violencia del agua lo tiró. Acabó en el río.
Su último pensamiento fue para Samantha.
Su último pensamiento consistió en evocar el último beso que le había dado en el embarcadero. El último abrazo que su prometida le había dado al despedirse.
-Vuelve pronto-le pidió Samantha.
Ignoraba que nunca más volvería a ver a Gabriel.
La noticia del naufragio llegó hasta la casa de Samantha. A pesar de lo fuerte que estaba lloviendo, ni siquiera se puso la capa sobre los hombros ni cubrió su cabeza con el sombrero para salir a la calle. Salió corriendo.
-No podrás detenerla, padre-observó Maude cuando su progenitor quiso ir tras Samantha para detenerla-Está decidida a ver a Gabriel. Quiere comprobar con sus propios ojos que está bien. Yo...Me temo lo peor. Y mi hermana...Va a sufrir mucho.
sábado, 8 de agosto de 2015
AQUELLO A LO QUE NUNCA JUGUÉ
Hola a todos.
Han pasado ya dos años desde el cierre de la que fue una de las páginas web por excelencia de la novela romántica, "Autoras en la sombra".
Durante algún tiempo, estuve en su foro y no puedo quejarme de cómo me trataron porque me sentía realmente cómoda estando allí, conociendo a personas que también disfrutaban con la novela romántica, leyendo críticas y escribiendo en su sección de relatos.
También tenía una sección de juegos que recuerdo con nostalgia, a pesar de que nunca llegué a participar en ella. Cosa de la que me arrepiento.
Había un juego que se llamaba La novia romántica de Frankenstein. Más o menos, consistía en que uno escribía las primeras líneas de la primera página de una novela romántica. El otro continuaba escribiendo las primeras líneas de la segunda página, pero de otra novela romántica. Y así sucesivamente. De aquel modo, con aquellos trozos de novela, se escribía una novela propia. Como Frankenstein creó a su monstruo con trozos de distintos cadáveres.
Hubiera sido genial ver cómo habría quedado los trozos de aquella historia. Desgraciadamente, la novela nunca se llegó a completar. Se quedó por la página número diez, creo recordar. Nadie la continuó. Y yo, por estupidez, no me atreví a continuarla.
Me arrepiento de verdad de no haber participado en ese juego. De no haber aportado mi granito de arena.
Es demasiado tarde. Pero lo recuerdo con la nostalgia de lo que pude hacer y no hice. No es la primera cosa en mi vida que pude hacer y no hice.
Han pasado ya dos años desde el cierre de la que fue una de las páginas web por excelencia de la novela romántica, "Autoras en la sombra".
Durante algún tiempo, estuve en su foro y no puedo quejarme de cómo me trataron porque me sentía realmente cómoda estando allí, conociendo a personas que también disfrutaban con la novela romántica, leyendo críticas y escribiendo en su sección de relatos.
También tenía una sección de juegos que recuerdo con nostalgia, a pesar de que nunca llegué a participar en ella. Cosa de la que me arrepiento.
Había un juego que se llamaba La novia romántica de Frankenstein. Más o menos, consistía en que uno escribía las primeras líneas de la primera página de una novela romántica. El otro continuaba escribiendo las primeras líneas de la segunda página, pero de otra novela romántica. Y así sucesivamente. De aquel modo, con aquellos trozos de novela, se escribía una novela propia. Como Frankenstein creó a su monstruo con trozos de distintos cadáveres.
Hubiera sido genial ver cómo habría quedado los trozos de aquella historia. Desgraciadamente, la novela nunca se llegó a completar. Se quedó por la página número diez, creo recordar. Nadie la continuó. Y yo, por estupidez, no me atreví a continuarla.
Me arrepiento de verdad de no haber participado en ese juego. De no haber aportado mi granito de arena.
Es demasiado tarde. Pero lo recuerdo con la nostalgia de lo que pude hacer y no hice. No es la primera cosa en mi vida que pude hacer y no hice.
viernes, 7 de agosto de 2015
DANI Y CHABEL
Hola a todos.
Prometí que este blog estaría más centrado en lo que sería mi lado más infantil y eso me he propuesto.
Quiero seguir recordando los juguetes con los que jugábamos cuando éramos niños.
Y aquí os traigo esta foto que he encontrado navegando por Internet.
Todos conocemos la historia de Ken y Barbie, con sus altos y bajos y sus rumores, pero esta pareja causó furor en la España de la década de 1980 y nunca se le conocieron altibajos ni alimentaron rumores.
Son la pareja formada por los tristemente desaparecidos Dani y Chabel. ¿Verdad que os acordáis de ellos? Hubo un tiempo en el que llegaron a destronar temporalmente a Ken y Barbie.
Tienen su mérito.
El Príncipe Dani y la Princesa Chabel.
Prometí que este blog estaría más centrado en lo que sería mi lado más infantil y eso me he propuesto.
Quiero seguir recordando los juguetes con los que jugábamos cuando éramos niños.
Y aquí os traigo esta foto que he encontrado navegando por Internet.
Todos conocemos la historia de Ken y Barbie, con sus altos y bajos y sus rumores, pero esta pareja causó furor en la España de la década de 1980 y nunca se le conocieron altibajos ni alimentaron rumores.
Son la pareja formada por los tristemente desaparecidos Dani y Chabel. ¿Verdad que os acordáis de ellos? Hubo un tiempo en el que llegaron a destronar temporalmente a Ken y Barbie.
Tienen su mérito.
El Príncipe Dani y la Princesa Chabel.
miércoles, 5 de agosto de 2015
UNA CHABEL
Hola a todos.
Me había propuesto sacar a flote en este blog mi lado más friki e infantil. Recordar, de algún modo, la época en la que era pequeña.
Por ese motivo, me gustaría empezar a subir fotos de juguetes. Prefiero subir fotos de juguetes antiguos. Juguetes de mi generación...
En mi blog "Un blog de época", hablé largo y tendido acerca de la muñeca Chabel, tristemente desaparecida.
Chabel compitió durante algún tiempo con Barbie y llegó a salir en algunos casos vencedora, pero, por desgracia, desapareció al quebrar Feber, creo recordar.
Aquí os traigo una foto de Chabel que he encontrado navegando por Internet.
Espero que os guste.
Me había propuesto sacar a flote en este blog mi lado más friki e infantil. Recordar, de algún modo, la época en la que era pequeña.
Por ese motivo, me gustaría empezar a subir fotos de juguetes. Prefiero subir fotos de juguetes antiguos. Juguetes de mi generación...
En mi blog "Un blog de época", hablé largo y tendido acerca de la muñeca Chabel, tristemente desaparecida.
Chabel compitió durante algún tiempo con Barbie y llegó a salir en algunos casos vencedora, pero, por desgracia, desapareció al quebrar Feber, creo recordar.
Aquí os traigo una foto de Chabel que he encontrado navegando por Internet.
Espero que os guste.
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