Hola a todos.
Esta reflexión que hago va a ser más bien cortita.
Cuando somos niños, vemos el mundo de una manera muy distinta a como lo vemos siendo adultos. Para nosotros, el mundo se abre ante nosotros y empezamos a explorarlo.
No hay malicia alguna en nosotros. Esa malicia la vamos adquiriendo con el paso de los años.
Todo es alegría en nosotros. La tristeza no existe en nuestro corazón.
Todo es optimismo. Pensamos que sólo pueden ocurrirnos cosas buenas. Que todo el mundo es bueno. Sin embargo, algo nos ocurre.
Cuando dejamos de ser niños, miramos el mundo de manera más cínica y más cruel. Hemos cambiado.
Ser adultos y madurar significa, de algún modo, dejar de ser inocentes. Y no debería de ser así.
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