lunes, 24 de agosto de 2015

AÑADIDO A "LA CHICA DE LOS OJOS GRISES"

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo añadido a mi "fanfic" La chica de los ojos grises. 
Esta vez, está centrado en la figura del personaje de Edmund y lo que siente cuando está con Stella.

                                      Vamos a tener un hijo, pensaba Edmund con regocijo.
                                       Cada vez que se unía a Stella en el lecho, aquel pensamiento irrumpía su mente.
                                       Stella estaba esperando un hijo suyo.
                                        No sabía lo que sería. Podía ser un niño.
-Si es niño, se llamará Joshua-le decía Stella-Siempre me ha gustado ese nombre.
                                        También podía ser una niña. Stella no había mencionado qué nombre quería ponerle a su retoño si era una niña.
                                        No le importaba mucho el nombre. Tan sólo le importaba ver a Stella desnuda. Su vientre estaba empezando a crecer.
-Llevas a nuestro bebé dentro de ti-le decía Edmund con voz ronca.
                                        Los dos yacían acostados sobre la cama, completamente desnudos.
                                        Todo era distinto desde el día en el que el médico examinó a Stella después de sufrir la joven un desmayo en casa de sus padres.
-Enhorabuena...-le dijo a Edmund cuando salió de la que fue la antigua habitación de Stella y donde la joven yacía tras desmayarse.
-¿Qué le ocurre a mi mujer, doctor?-quiso saber Edmund, angustiado ante la idea que Stella estuviera enferma.
-Van a tener un hijo, sir Edmund.
                                  Stella tiene los ojos brillantes, pensó el joven con arrobo. Sus ojos tenían un brillo especial desde que supo que una nueva vida estaba creciendo en sus entrañas.
                                  Mía, suyo, nuestro, pensó Edmund. Stella era suya. Él era de Stella. Y su futuro hijo era de ambos.



-Sólo quiero que nuestro hijo sea feliz-le confiaba Stella a su marido.
-Nunca le faltará de nada-le prometía Edmund.
-Me asusta que podamos fallarle en algún momento de su vida.
-Estaremos siempre a su lado para guiarle en todo momento.
                                 Stella se olvidaba de todo cuando la boca de su marido se apoderaba de su boca. Abría los labios para permitirle el mejor acceso a su lengua. Le rodeaba el cuello con los brazos apretando su cuerpo contra el cuerpo de él. Edmund saboreaba con deleite el sabor de los labios de Stella.
                                  Recorría con la lengua el cuello esbelto de la joven. Llenaba de besos sus hombros.
                                  La sentía retorcerse debajo de él.
                                  ¿Cómo no iba a amarla?
                                  Desde que la vio por primera vez, se sintió prisionero de aquellos hermosos ojos de color gris. No podía alejarse de ella.
                                  Succionó con delicadeza los pezones de Stella. Al chuparlos, se llenó de alegría al pensar que no tardarían muchos meses en estar llenos de leche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario