domingo, 23 de agosto de 2015

AÑADIDO A "LA CHICA DE LOS OJOS GRISES"

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo añadido a mi "fanfic" La chica de los ojos grises. 
Vamos a ver qué ocurre.

                             En la pequeña capilla de la isla se celebró una Misa de Aniversario. La idea la tuvo Samantha. Quería rendirle un homenaje a Gabriel. Era su manera de despedirse de él para siempre. Se vistió completamente de negro.
-Pareces su viuda-comentó Maude durante la Eucaristía en voz baja-No llegaste a casarte con él.
-Íbamos a casarnos-le recordó Samantha, con voz trémula.
                             No era el momento de discutir, pensó la joven. El barco en el que llegaba su futuro marido estaba a punto de atracar en puerto de Chennai.
-Stella y Edmund están aquí-le comentó a su hermana mayor.
                            Maude trató de ignorar las palabras de su hermana menor. Samantha deseaba hacerle daño. Maude se arrepintió de tener tales pensamientos.
                            Las dos hermanas estaban viviendo su propio calvario de amor. Samantha lloraba la muerte de su prometido. Un hombre que nunca la amó.
                            Y Maude...Seguía enamorada de Edmund.
                            Por el rabillo del ojo, miró en dirección al banco donde se sentaba con Stella. El embarazo todavía no se le notaba mucho. Maude apretó los puños. Stella iba a tener un hijo de Edmund. No quería sentir celos. Stella no tenía culpa alguna de que Edmund la amara. Las cosas habían ocurrido así.
                            A la hora de dar la paz, Edmund no tuvo ningún reparo en besar a Stella de lleno en los labios.
-¡No debería de hacer eso!-oyó Maude exclamar a su madre.
                            Edmund se acercó a ella.
                            Le dio un beso en la mejilla.
-La paz sea contigo-le dijo.
-Y contigo...-corroboró Maude.
                            Cuando Edmund regresó a su banco, Maude sentía una dolorosa presión dentro de su pecho.
-Hija, ¿qué te pasa?-le preguntó su madre-Maude...¿Qué tienes? ¿Por qué estás llorando?
-Yo...-respondió la joven entre balbuceos-Estoy bien.
                             Las lágrimas rodaban sin control por sus mejillas.

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